En el momento álgido de la pandemia de COVID-19 y los periodos posteriores de confinamiento, la deuda de infraestructura demostró especialmente su capacidad de resistencia como clase de activo, atrayendo a una amplia gama de inversores institucionales en forma de fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos soberanos. Aunque los confinamientos paralizaron la actividad de las empresas y muchos otros ámbitos de la sociedad, hubo sectores concretos como las energías renovables, las telecomunicaciones y los suministros públicos que continuaron ofreciendo sus servicios por considerarse esenciales.
Sin embargo, y a pesar de la capacidad que mostró la deuda de infraestructura para hacer frente a las dificultades que surgieron durante la pandemia, demostrando así su carácter de activo refugio, a medida que nos hemos ido adentrando en la nueva normalidad pospandémica han ido surgiendo nuevos retos. Una de las mayores preocupaciones de los inversores es el aumento de la inflación, así como las subidas de tipos de interés. La inquietud en torno a una próxima recesión económica en Europa y en todo el mundo agrava el sentimiento de incertidumbre de los inversores. De ahí que estos se pregunten si la deuda europea de infraestructura es una solución de inversión adecuada para el entorno actual.
Un universo de inversión amplio y diverso
La respuesta simple es que sí, aunque los inversores deben tener en cuenta que el mercado de deuda de infraestructura ofrece una amplia gama de soluciones con distintos perfiles de riesgo-rentabilidad y diferentes exposiciones sectoriales. El mercado es amplio y diverso, y mantiene su dinamismo, con un valor aproximado de 310.000 millones de euros en 2021 en operaciones, de los cuales el 70% se financian con deuda1.
En términos generales, el mercado de deuda de infraestructura mantiene su capacidad de resistencia y está bien posicionado para hacer frente a una potencial recesión. Por las mismas razones que ayudaron al sector a hacer frente a la pandemia, muchos proyectos de infraestructuras ofrecen servicios esenciales que, en su mayoría, son inmunes a una recesión, como es el caso de los proyectos de los sectores de la electricidad y las energías renovables, ya que las personas necesitamos energía independientemente de cuáles sean las condiciones de mercado. El sector de las telecomunicaciones también proporciona servicios esenciales, como las redes de datos y comunicaciones vitales. Los proyectos de infraestructuras del sector de los suministros públicos también ofrecen servicios esenciales, como las instalaciones de agua y alcantarillado.
Otro sector con capacidad de resistencia que está bien posicionado para ofrecer buenos resultados independientemente de que se registre o no una recesión es el del transporte, ya que ciertos proyectos como los relacionados con trenes o carreteras resultan esenciales para el movimiento de las personas y los bienes. Este sector se vio afectado por las medidas de confinamiento que se adoptaron en 2020, pero ya ha recuperado el flujo de operaciones.
Para aquellos inversores que buscan un flujo de rentas estable a largo plazo, la deuda de infraestructura continúa siendo una solución de inversión atractiva. Sin embargo, ¿qué ocurre con los inversores que buscan un mayor rendimiento o una prima?
Razones para invertir en deuda de infraestructura subordinada
En 2022 se ha disparado la inflación, con unas tasas en el Reino Unido y la eurozona del 9,1% y el 8,9% respectivamente2. Ha sido un entorno complicado para los mercados de crédito, con un fuerte aumento de los rendimientos de la deuda corporativa: el rendimiento de la deuda corporativa europea con calificación BB subió del 2,36% registrado en febrero a más del 5,50% en julio de 20223. Esta situación ha generado un posible dilema a algunos inversores de deuda de infraestructura, especialmente a aquellos que buscan una prima de rendimiento relativo (con respecto a bonos corporativos con calificación equivalente), que ha disminuido de forma notable.
La deuda de infraestructura subordinada podría ser una solución para los inversores que buscan un mayor rendimiento, ya que ofrece una rentabilidad similar a la de la renta variable manteniendo al mismo tiempo la protección que ofrece la renta fija. Se trata de una solución de inversión adecuada para el entorno actual del mercado y las perspectivas futuras, ya que ofrece mayor rentabilidad sin aumentar demasiado el riesgo. Por ejemplo, en Europa, las transacciones de deuda de infraestructura subordinada han ofrecido una rentabilidad superior al 6,5%, que resulta relativamente atractiva si tenemos en cuenta las garantías y las cláusulas adicionales de protección que presenta frente a la deuda europea de alto rendimiento de calificación similar, que no está garantizada y que cuenta con poca (o ninguna) protección.
El segmento de deuda subordinada está adquiriendo un mayor protagonismo en el mercado de deuda de infraestructura. El mercado de renta variable de infraestructura, en el que la competencia es cada vez mayor, ha llevado a los responsables de los proyectos a ajustar sus estructuras de financiación, haciéndolas más complejas, con el fin de reducir los costes de servicio de la deuda, lo que a su vez ha provocado un aumento de los tramos para atraer inversores con diferentes objetivos de riesgo y rendimiento.
En relación con esto, las reservas de la renta variable de infraestructura han aumentado de forma notable, impulsando al alza el precio subyacente. Los titulares de renta variable están utilizando la deuda de infraestructura subordinada como mecanismo para incrementar el apalancamiento y aumentar su tasa interna de rendimiento. Este segmento del mercado está consolidado en Europa y crece a buen ritmo.
Por su parte, el volumen de inversión del segmento de la deuda subordinada sigue siendo relativamente reducido, ya que la normativa (es decir, los requisitos de capital establecidos por la Directiva Solvencia II) ha animado a los inversores a centrarse en el segmento de la deuda senior (o de grado de inversión). Desde la perspectiva de los precios, estas limitaciones normativas han hecho que la deuda de infraestructura subordinada no haya tenido que sufrir la misma tensión de precios que el segmento de la deuda de grado de inversión, con una fuerte competencia entre bancos y aseguradoras.
Debido al aumento de la oferta de la deuda subordinada y a la reducción de la demanda de los inversores, el segmento de deuda subordinada ofrece un perfil de riesgo-rentabilidad muy atractivo, incluso para muchas aseguradoras una vez ajustados los requisitos de capital según la Directiva Solvencia II, así como para otros inversores que busquen un rendimiento atractivo.
Retos futuros
Tanto si se trata de un inversor que busca una mayor rentabilidad ajustada al riesgo como si lo que desea es invertir en un activo considerado refugio de cara a las posibles complicaciones que pudieran ofrecer las condiciones de mercado, la deuda europea de infraestructura puede ofrecer una solución atractiva. Tal y como demostró durante la pandemia de COVID-19, la clase de activo ofrece estabilidad y capacidad de resistencia y está respaldada por proyectos que proporcionan servicios esenciales. Más recientemente hemos asistido a la expansión del segmento de deuda subordinada, que ofrece una mayor rentabilidad manteniendo al mismo tiempo la protección que proporciona la renta fija. Sea cual sea la preferencia de inversión, la deuda europea de infraestructura es una buena solución para hacer frente a problemas futuros.
Referencias
1 Infranews, enero de 2022
2 ONS, Bloomberg, agosto de 2022
3 Bloomberg, BaML Euro High Yield BB Index, agosto de 2022
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