En una nueva vuelta de tuerca en su prohibición de exportar chips y tecnología a China, Estados Unidos ha propuesto bloquear la inversión empresarial directa en áreas de tecnología avanzada como la inteligencia artificial, la tecnología inalámbrica 5G y la computación cuántica. El impacto de esta decisión sobre el país dependerá de si cuenta con los conocimientos suficientes como para mantener el desarrollo de su tecnología avanzada. Hay pruebas de que sí.
Las últimas restricciones impuestas por Estados Unidos podrían afectar a China a corto plazo, ya que el país está profundamente integrado en la cadena de valor global de los semiconductores y depende en gran medida de las importaciones de microchips avanzados. A más largo plazo, pensamos que la medida retrasará, pero probablemente no truncará, el avance tecnológico de China. Es posible que solo tenga un efecto limitado en las perspectivas de crecimiento y productividad del país.
Consecuencias para la inversión
Desde el punto de vista de la inversión, los mercados cotizados no están incluidos en la prohibición propuesta. Sin embargo, y a la espera de que Washington concrete los detalles sobre el alcance de la medida, los sectores automovilístico y sanitario de China podrían verse especialmente afectados, ya que la inversión estadounidense en dichas áreas es superior a la que presentan otros ámbitos relacionados con la tecnología.
La política tecnológica anti-China de Estados Unidos podría favorecer a otros países asiáticos, ya que los países occidentales están tratando de encontrar proveedores tecnológicos alternativos.
No se prevé que la industria china de software vaya a verse muy afectada por dicha política. De hecho, podría incluso aumentar su cuota de mercado a medida que se vaya acelerando la digitalización de la economía del país, gracias a su enorme mercado nacional.
Medidas adicionales del gobierno estadounidense
Además de plantearse la prohibición de la inversión directa en el sector de tecnología avanzada de China[1], el gobierno estadounidense acordó en febrero con Japón y Países Bajos frenar las exportaciones de equipos de fabricación de microchips avanzados a China.
Este acuerdo se produjo después de que el país propusiera en enero una alianza con las principales economías productoras de microchips, como Taiwán, Japón y Corea del Sur, para coordinar las políticas de control de exportaciones tecnológicas.
Problemas a corto plazo para China
Si China no logra mitigar su efecto con sus propios avances tecnológicos, estas restricciones podrían hacer retroceder su tecnología de semiconductores durante décadas[2]. Los datos demuestran que el país destaca en el tramo de baja tecnología de la cadena de suministro; es un exportador neto de dispositivos básicos. Sin embargo, China presenta un enorme déficit comercial como importador neto de chips avanzados, que se utilizan en productos de consumo y bienes de equipo (véase gráfico 1)[3].
Los datos de la Organización Mundial del Comercio[4] sobre la cadena de valor global muestran que China depende en gran medida de la importación de semiconductores avanzados para fabricar bienes tecnológicos destinados tanto a la exportación como al consumo nacional. Por el contrario, Estados Unidos fabrica y exporta bienes tecnológicos con microchips avanzados de producción nacional.
Esta gran dependencia de tecnología extranjera podría provocar que China se viera muy afectada por las restricciones de suministros procedentes de otros países. Japón y Estados Unidos suministran a China casi el 60% de los equipos de fabricación de microchips, y los Países Bajos también son un importante proveedor.
Con estas medidas, parece que Estados Unidos está tratando de mermar la capacidad de fabricación de semiconductores de China y que esta no vaya más allá de los niveles registrados en 2022.
El impacto a largo plazo podría ser más limitado
A pesar de las sombrías perspectivas a corto plazo, algunos expertos, incluso en Estados Unidos, advierten de que las últimas restricciones propuestas podrían no frenar la tecnología china de microchips por mucho tiempo. La mayor parte de los sistemas tecnológicos chinos utilizan microchips menos complejos de fabricación nacional; productos que no están cubiertos por los controles de Estados Unidos a la exportación[5].
Además, si China necesita semiconductores de última generación para impulsar el desarrollo de la inteligencia artificial o la tecnología cuántica y 5G es técnicamente capaz de producirlos; lo único que le falta es la capacidad comercial para aumentar dicha producción[6].
De hecho, China está acelerando el gasto en investigación y desarrollo (véase gráfico 2). El país cuenta con más de ocho millones de licenciados universitarios al año y con más doctores en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas que Estados Unidos[7], lo que significa que China cuenta con los medios suficientes como para desarrollar su propia tecnología, incluso tras las recientes restricciones.
El impacto sobre las perspectivas de crecimiento a largo plazo de China también podría ser limitado. Se calcula que la inversión estadounidense en alta tecnología en China ha representado en los últimos años solo el 0,5% de la inversión extranjera directa total[8]
La tasa de crecimiento anual a medio plazo de China podría superar la previsión media de consenso del 3% durante más tiempo si las recientes reformas adoptadas por Pekín logran aumentar la productividad y reactivar el impulso de industrialización[9]
¿Se disparará Estados Unidos en el pie?
Aunque pensamos que el «ojo por ojo» no constituye una opción factible, dada la gran dependencia que tiene China de la tecnología extranjera[10], no parece probable que las empresas estadounidenses de semiconductores vayan a salir indemnes de la política de prohibición de las exportaciones puesta en marcha por Estados Unidos. China es el principal mercado de muchas de ellas; en los últimos años, las exportaciones a China han representado el 27% de las ventas de Intel, el 31% de Lam Research y el 33% de Applied Materials.
Tanto esta última como Nvidia anticipan que los nuevos controles a la exportación podrían reducir sus ventas en un 6% y un 7% respectivamente (400 millones de dólares) en el segundo trimestre de 2023. Lam Research prevé una reducción del 15% (2.500 millones de dólares) de sus ventas en 2023.
Algunos participantes en el mercado estiman que el daño que podrían causar los controles a la exportación propuestos sobre la actividad de investigación y desarrollo y la inversión de capital en semiconductores superaría al menos cinco veces las subvenciones de Washington al sector[11].
Referencias
1 «Key Lawmaker: Biden Mulling Broad Prohibitions on U.S. Investments in Chinese Tech», Gavin Bade, Politico, 27 de energo de 2023 (enlace)
2 «Choking Off China’s Access to the Future of AI», Gregory C. Allen, Centro de estudios internacionales y estratégicos, 7 de noviembre de 2022 (enlace)
3 El déficit comercial de bienes de tecnología avanzada desapareció durante la pandemia de COVID-19, ya que China era la única economía exportadora en funcionamiento cuando el resto del mundo estaba cerrado. Se espera que el déficit vuelva y aumente cuando la economía mundial se normalice.
4 «Sino-US Rivalry Over Chips», Jing Liu & Junyu Tan, HSBC Global Research, Economics China, 3 de febrero de 2023
5 «Securing the Microelectronics Supply China», Jared Mondschein, Jonathan W. Welburn & Daniel Gonzales, RAND Corporation, febrero de 2022 (enlace)
6 «US Godfather Makes a Chip Offer You Can’t Understand», David P. Goldman, Asia Times, 5 de noviembre de 2022 (enlace)
7 «Chi on China: China’s Structural Growth (II) – Thinking Outside the Growth Box», 14 de febrero de 2023 (enlace)
8 «FAQs on Proposed US Investment Ban on China», Morgan Stanley Research, China Macro & Strategy, Asia Pacific, pág. 7, 6 de febrero de 2023
9 Véase referencia en nota 7
10 «Assessing the New Semiconductor Export Controls», Matthew Reynolds, Centro de estudios internacionales y estratégicos, 3 de noviembre de 2022 (enlace)
11 «China Chip Ban a US Exercise in Extreme Self-harm», David P. Goldman, Asia Times, 13 de octubre de 2022 (enlace)
Aviso legal
