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Actualidad de mercado | Artículo - 6 Min

El precio de las medicinas en EE.UU.: ¿una negociación sencilla?

Es probable que las reformas de precios de los medicamentos en Estados Unidos limiten el crecimiento de los fabricantes biofarmacéuticos, lo que otorgará una importancia aún mayor a la capacidad de las empresas para reponer sus ingresos mediante inversiones y operaciones de fusiones y adquisiciones. Tal y como afirma Jon Stephenson, gestor senior, aquellas que asignen bien su capital podrían ver incrementada su cotización.  

Con la Ley para la Reducción de la Inflación, aprobada en 2022, el gobierno de Biden pretende abordar la cuestión del coste y el acceso a los medicamentos, así como los miles de millones de dólares de gasto de Medicare, la aseguradora sanitaria federal que cubre a más de 65 millones de jubilados, así como otras cuestiones como el cambio climático.

Estados Unidos es el mayor mercado farmacéutico del mundo, con un volumen de ventas de 630.000 millones de dólares en 2022, o el 42% del total mundial. Su contribución a los beneficios es aún mayor, del 65%. No es de extrañar, ya que los medicamentos con receta cuestan entre dos y tres veces más en Estados Unidos que en muchos otros mercados desarrollados.

Los gastos de los pacientes que no están cubiertos por el seguro están entre los más elevados del mundo, lo que, según el gobierno de Estados Unidos, hace que tres de cada diez estadounidenses tengan dificultades para costearse los medicamentos. Además, añade que los beneficios de las grandes farmacéuticas han aumentado, ya que han gastado más en recompras de acciones y dividendos que en investigación y desarrollo (I+D). 

Un elemento clave de la Ley para la Reducción de la Inflación es que permite a Medicare, entidad financiada por los contribuyentes y que gasta más de 200.000 millones de dólares al año en medicamentos con receta para pacientes ambulatorios, negociar directamente con los fabricantes la reducción de los precios de los fármacos. Esta medida supone un cambio importante con respecto a la práctica habitual, que permitía que fueran los propios fabricantes de medicamentos los que fijaran los precios, y podría rebajar los costes de Medicare en miles de millones de dólares. 

Recientemente hemos conocido los primeros diez medicamentos sujetos a la negociación de precios. Se prevé que estos nuevos precios, probablemente más bajos, entren en vigor en enero de 2026 (véase el gráfico 1). En los próximos años se irán negociando los precios de otros medicamentos.

Impacto a corto plazo en las perspectivas de las farmacéuticas

En nuestra opinión, las disposiciones relativas a la negociación de los precios de los medicamentos, que marcan la mayor revisión de precios en el sector en más de veinte años, podrían tener un importante impacto en las previsiones a corto plazo de las ganancias por acción de las farmacéuticas. Sin embargo, pensamos que el impacto será menos significativo a largo plazo. Ello se debe a que la gran mayoría de los medicamentos ahora seleccionados se estaban acercando ya al final de su periodo de patente y habrían estado sujetos a la competencia de medicamentos genéricos o productos biosimilares en uno o dos años.

Este primer tramo de medicamentos seleccionados (véase el gráfico 2) incluye diez de los más caros y utilizados. De estos diez, Eliquis, Jardiance, Xarelto, Januvia, Farxiga, Entresto, Enbrel, Stelara y Novolog están próximos a la competencia de genéricos o biosimilares, mientras que Imbruvica ha sufrido ya la competencia de otras marcas.

Factores negativos y atenuantes

Esta legislación ejercerá un efecto progresivamente negativo sobre la industria biofarmacéutica, pero probablemente es mucho menor de lo que dan a entender los medios de comunicación.

Factores que afectan al sector: 

  • Reducción de la vigencia de los medicamentos vinculados a Medicare
  • Podría haber ciertas presiones para lograr mayores descuentos en medicamentos de la misma clase que aquellos cuyos precios está negociando Medicare
  • Con el tiempo, la mayoría de los medicamentos cubiertos por Medicare estarán sujetos a negociación, ya que el número de fármacos pasará a ser veinte en un año, por lo que es probable que afecte a la mitad de todos los medicamentos autorizados 

Algunos analistas calculan que el impacto en el valor de algunas de las marcas cubiertas por Medicare podría aproximarse al 15% en función de estos factores. Aunque los factores negativos que provoca la ley son legítimos, los inversores no deben pensar que el impacto a largo plazo sobre las previsiones del sector va a ser tan grave.

También hay varios elementos atenuantes: 

  • Los medicamentos que son relevantes para Medicare constituyen únicamente una parte de las carteras de las farmacéuticas
  • Los precios de lista iniciales de los nuevos fármacos son ligeramente más altos, lo que podría mitigar algunos de los efectos adversos
  • Es probable que las empresas biofarmacéuticas desplacen su inversión de capital a productos y categorías menos afectados por estas disposiciones, como los productos biológicos y los medicamentos para enfermedades raras, y se centren más en las terapias celulares y génicas, que no están sujetas a las consideraciones de la ley
  • Los analistas suelen subestimar el impacto de las amenazas de la competencia de marca en las previsiones de ocho a doce años
  • Las disposiciones de la ley favorecen al consumidor, lo que debería suponer una cierta compensación en forma de aumento del uso de los medicamentos. 

En términos netos, aunque las disposiciones de la Ley para la Reducción de la Inflación tengan un efecto progresivamente negativo en la industria biofarmacéutica, no consideramos que esta ley constituya una amenaza existencial.

Las disposiciones pueden no ser definitivas

A pesar de haberse convertido ya en ley, existe la posibilidad de que algunos aspectos de la legislación atenúen sus efectos sobre el sector.

En primer lugar, algunas grandes farmacéuticas y la principal organización del sector en Estados Unidos ya han presentado demandas, ya que se quejan, entre otras cosas, de que la normativa no logra encontrar el equilibrio adecuado entre incentivar la inversión y la innovación y mejorar el coste y el acceso a los medicamentos. La ley podría reducir el plazo que necesitan las empresas para recuperar su inversión, lo que las llevaría a disminuir su labor de investigación y a recortar puestos de trabajo en el ámbito del I+D.

Algunos especialistas jurídicos creen que hay al menos un 50% de posibilidades de que estas causas lleguen al Tribunal Supremo en 2024, y de que en 2025 se dicte una sentencia que podría favorecer al sector.

En segundo lugar, también existe la posibilidad de que se modifiquen algunas de las disposiciones tras las elecciones de noviembre de 2024, como las relativas a los periodos de exclusividad de los fármacos de molécula pequeña y los productos biológicos. Pensamos que la probabilidad de que esto ocurra no es muy alta.

Consecuencias para los inversores

En nuestra opinión, el aumento de la presión sobre los precios de los medicamentos era una cuestión de tiempo, ya que algunos factores a largo plazo, como la situación demográfica, los cambios en el estilo de vida, la innovación tecnológica y el efecto riqueza, están provocando que la demanda de asistencia sanitaria supere al crecimiento del PIB. Estos factores afectan a los presupuestos sanitarios, y crean un escenario de ganadores y perdedores.

Históricamente, las compañías biofarmacéuticas de gran capitalización han externalizado la labor de innovación. Ante la mayor urgencia que provoca la ley, la reducción de las valoraciones de las biofarmacéuticas de pequeña y mediana capitalización y la solidez de los balances de las de gran capitalización, prevemos una intensa actividad de fusiones y adquisiciones en los próximos trimestres. Las tendencias recientes parecen confirmar que ya se está produciendo este año un repunte gradual de esta actividad.

La Ley para la Reducción de la Inflación (y las negociaciones de los precios de los medicamentos que trae consigo) no cambia nuestra opinión sobre el atractivo del sector sanitario ni nuestra estrategia de inversión.

Hemos mantenido una exposición sistemáticamente infraponderada a las compañías biofarmacéuticas de gran capitalización que están más expuestas a las presiones sobre los precios de las marcas tradicionales, así como una sobreponderación estructural en fabricantes innovadores de pequeña y mediana capitalización que, en nuestra opinión, son pate de la solución a los problemas a los que se enfrentan las grandes farmacéuticas.

Pensamos que la Ley para la Reducción de la Inflación confirma la necesidad de innovación de la industria biofarmacéutica. Aquellas empresas que estén comprometidas con una cultura de investigación y desarrollo que pueda reponer los ingresos de manera sistemática podrían verse favorecidas por un aumento de su valoración, mientras que las que no lo estén podrían continuar viendo caer sus cotizaciones.

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